lunes, 10 de noviembre de 2014

Camionero fantasma


Camionero fantasma 



Cuenta la leyenda que un camionero llamado Ignacio Velázquez avanzaba a gran velocidad con su tráiler por una zona montañosa. Aunque habitualmente era muy precavido y un gran conductor, la noticia de que su mujer estaba a punto de dar a luz le había obligado a saltarse las precauciones que normalmente tomaba mientras conducía. Sabía que debía llegar lo más rápidamente posible para entregar un dinero que era necesario para que asistieran el parto de su esposa, por lo que no dudó ni un instante en arriesgar su vida entre abismos y zonas rocosas para llegar lo antes posible. Era un cantidad de dinero muy grande porque sumaba el total de dos meses de trabajo y la venta de una finca que recientemente había heredado.

Cuando faltaban pocos kilómetros para el desvío que le llevaría junto a su esposa y el primer hijo que ésta alumbraría, su camión perdió el control y salió de la carretera. El impacto contra las rocas fue brutal, pero Ignacio consiguió salir del vehículo sin un solo rasguño. Aturdido por la situación y sin saber muy bien qué hacer, intentó que algún coche le llevara hasta su mujer, pero era un carretera poco transitada y tras varios minutos no pasó ningún otro vehículo. Decidido a llegar junto a los que quería de una forma u otra, comenzó a caminar en dirección a su destino; anduvo por aquella carretera varios kilómetros, pero por alguna extraña razón parecía no avanzar y, cuanto más se alejaba del lugar del accidente, más oscuro se volvía todo. Desesperado por la situación decidió sentarse en una roca, aunque no se sentía cansado, mas estaba tan confundido que necesitaba hacer una pausa, y cual fue su sorpresa que, al mirar hacia atrás buscando algún coche para hacer autostop, encontró a su camión estrellado contra las rocas. Era como si no hubiera caminado ni diez metros a pesar de todo su esfuerzo, como si estuviera atado a aquel lugar y le fuera imposible escapar. Se había convertido en un alma en pena atado a este mundo
Sin embargo el deseo de Ignacio por ayudar a su familia era tan fuerte que ni la muerte le podía impedir que cumpliera con la promesa que le había hecho a su mujer de que llegaría con el dinero. Para él, el tiempo no transcurría a la misma velocidad que para nosotros y cada día era como si volviera a comenzar y no pudiera comprender que la vida seguía su curso normal, cada día empezaba con la misma angustia por no poder ayudar a los que amaba ni despedirse de ellos.

Con el tiempo y casi sin darse cuenta, su espíritu se volvía cada vez mas fuerte, incluso corpóreo, hasta que llegó un momento en el que pudo aparecerse a los conductores que viajaban por esa vía a la misma hora en que él falleció en el accidente con su camión. La mayoría de conductores, asustados, aceleraban el paso o le ignoraban. Hasta que un día…

Una noche un joven llamado Daniel circulaba a altas horas de la madrugada por la carretera, cuando vislumbró a un hombre a un lado de la calzada que parecía haber salido de la nada. Pensando que hacía autostop detuvo su coche y bajó la ventanilla.

-Buenas, señor ¿a dónde va?
-Amigo, necesito ayuda, mi nombre es Ignacio Velázquez y mi mujer está a punto de dar a luz. Mi camión se ha salido de la calzada, no puedo dejarlo aquí con toda la carga (mintió el fantasma para no desvelar que estaba ligado a aquel lugar), pero es de vital importancia que mi mujer reciba este sobre con dinero para que atiendan su parto y las necesidades del niño. Esta es la dirección dónde vivimos, una matrona se encuentra con ellos- le dijo mientras le ofrecía un papel con una dirección anotada y un sobre bastante abultado lleno de dinero.

Daniel no veía el camión que parecía señarlarle el hombre, pero sintió al mirarle a los ojos que era un hombre bondadoso y desesperado que realmente necesitaba su ayuda. Había algo extraño en él, como si por alguna razón sus ojos no pudieran enfocarle y le viera borroso, pero no le dio mayor importancia y lo atribuyó a su cansancio y a que llevaba mas de una hora con la mirada fija en la carretera y concentrado para evitar salirse de la calzada en alguno de los peligrosos abismos.

Alargó su mano para recoger el sobre y la dirección y de forma casual rozó la mano de Ignacio. Un escalofrío subió por su brazo hasta su espalda, un frío tan intenso que le hizo estremecerse. Quedó paralizado, y ante la atenta mirada de Ignacio, bajó la vista para leer la nota y vio que estaba a pocos kilómetros y no le desviaba mucho de su camino, levantó la cabeza nuevamente para confirmar al hombre que cumpliría con su cometido. Pero éste parecía haber desaparecido, miró a un lado y al otro pero no había rastro de él ni de su camión. Se había esfumado con tan rápidamente como había aparecido.

Daniel era una buena persona y a pesar de lo extraño de la situación no dudó en ayudar a aquel buen hombre y a su mujer que sin duda necesitaría aquel dinero. Habían transcurrido un par de horas y había empezado a amanecer cuando llegó a la casa de Ignacio y su mujer, no conocía el pueblo y las indicaciones no eran tan claras como pensó inicialmente. Llamó a la puerta pero nadie le abría. Una vecina, viendo su insistencia mientras golpeaba la puerta, le dijo que ya nadie vivía allí.

- Allí no vive nadie ya, si busca a doña Matilde (el nombre de la mujer de Ignacio), se cambió de casa hace tiempo.

Aquello era realmente raro, pero Daniel era un hombre de principios y estaba decidido a hacer todo lo que estuviera en su mano para ayudar. Pidió la nueva dirección a la vecina y, aunque estaba en la otra punta de la ciudad, no dudó en acercarse para entregar el sobre. Una hora después llegó a la nueva dirección y llamó a la puerta.

- Buenos días ¿está doña Matilde?-dijo pensando que quien le abrió la puerta sería la matrona.
- Buenos días, sí soy yo, ¿qué desea?
- Me envía su marido con este sobre con dinero para atender su parto, pero debe haber un error porque obviamente usted se encuentra en perfecto estado.
- Eso es imposible, mi marido falleció en un accidente de tráfico el día que nació mi pequeñín.

Pudo ver a un niño de unos cinco años jugando en el suelo detrás de doña Matilde. Daniel estaba confundido, pero algo en su interior le decía que era el lugar y la persona correcta, por lo que extendió su mano y le entregó el sobre sin hacer más preguntas. La mujer abrió el sobre y estalló en lágrimas cuando encontró junto al dinero una nota escrita a mano por su marido que le decía:

“No he faltado a mi promesa, aquí está el dinero, siempre estaré con vosotros. Os quiero”

Daniel estaba tan aturdido por la situación que se derrumbó en el asiento de su coche y empezó a pensar en lo sucedido: la extraña forma de aparecer en la calzada, su mano tan fría como el hielo, como desapareció en un instante. Era todo tan siniestro que debería estar muerto de miedo… Pero no era así, sentía una gran paz y la sensación de haber hecho lo correcto. Recostó su cabeza en el respaldo del asiento e instintivamente miró por el espejo retrovisor.

Reflejado en él estaba Ignacio, que le sonreía y le daba las gracias. Daniel dio un salto en su asiento y se giró para mirar tras su vehículo en el lugar que debiera estar el hombre que se reflejaba. Pero allí no había nadie, miró nuevamente al espejo, pero todo rastro de aquel buen hombre había desaparecido.

Nanis

¿Qué Hacemos con la Abuela?


¿Qué Hacemos con la Abuela?



Una familia decide irse de vacaciones al pueblo durante unos días. Para no dejar sola a la abuela en la ciudad, le piden que les acompañe a pesar de su delicado estado de salud.

Días después, cuando están casi a punto de finalizar sus vacaciones, la abuela sufre un ataque cardíaco y fallece repentinamente mientras sus hijos juegan en casa de unos amigos. El padre de familia, e hijo de la fallecida, abrumado por la muerte de su madre entra en una especie de estado de shock y le cuesta razonar y pensar con claridad, por lo que acude a su esposa.

Se encuentran bastante alejados de la ciudad donde crecieron y del cementerio familiar donde su madre tiene reservada una lápida junto a su difunto marido desde hace años. El hombre bien sabe que las funerarias son muy caras y el traslado de un cadáver cuesta un ojo de la cara. Mucho más cuando requieren de vehículos especiales para acceder a la zona montañosa donde estaba el pueblo donde veraneaban. Tras deliberar cuál es la mejor opción y consultarlo con su mujer, deciden que lo mejor es que ellos mismos la lleven en su todoterreno hasta la ciudad y allí llamen a los servicios funerarios, de esta forma se ahorrarían los gastos de trasladar el cuerpo.

Pero claro, eso tenía una seria complicación, los niños debían viajar con su abuela muerta durante horas para regresar a casa, aunque los niños no sabían nada aún. Sólo imaginando el trauma que les podría causar tener que compartir el viaje con un muerto, tuvieron que desestimar esa opción. La opción más lógica era meter el cuerpo de la abuela en el maletero, pero su todo terreno era uno de esos modelos en los que la parte posterior tiene acceso directo con los asientos y el olor que podría desprendender el cadáver con el calor que hacía podría convertir el viaje en una pesadilla. Eso sin contar que los niños estarían jugando a escasos centímetros de la muerta y, si les daba por mirar en la parte posterior, se encontrarían el cuerpo.

Las dos únicas opciones que les quedaban eran que el marido hiciera el viaje solo con su madre difunta o transportarla en la baca del coche. Por desgracia no tenían tiempo para la primera opción porque el viaje era largo y su esposa tenía que trabajar en un par de días. Así que decidieron que lo único que podían hacer era envolverla en una vieja alfombra y atarla al techo del todoterreno junto a otras maletas para disimular el bulto. Esta era la única forma de viajar sin traumatizar a sus hijos con la muerte de su yaya (como la llamaban ellos). A los niños les dirían que su abuela había decidido quedarse un par de días más y que se había quedado en la casa de una vecina.

Tras acomodar el cadáver aún caliente en la baca del coche y disimular lo mejor que pudieron la forma del cuerpo, ataron firmemente la alfombra ENROLLADA y se prepararon para el viaje. Tenían que salir cuanto antes si querían usar la oscuridad de la noche para viajar sin que nadie se diera cuenta.

El primer par de horas circularían por un terreno pedregoso en el que entre baches, agujeros y piedras debían avanzar lentamente si no querían reventar un neumático o los amortiguadores del vehículo. Los continuos saltos estaban aflojando las cuerdas que mantenían atada a la abuela y sin que la familia lo supiera el cadáver estuvo a punto de caerse en el camino un par de veces.

Al entrar en la autopista la situación no mejoró, los saltos producidos por los baches habían aflojado los nudos, pero el rozamiento con el aire al circular a gran velocidad no mejoraba la fijación de la abuela muerta. Irremediablemente y sin que sospecharan nada el cuerpo de la abuela acabó por caer, con tan mala fortuna que el ruido de un avión al despegar en un aeropuerto cercano ocultó el sonido del golpe.

Al llegar a su destino la mujer subió a casa con los niños que estaban medio dormidos, cansados por el viaje, los pobres angelitos no habían sospechado nada. Aunque estaba amaneciendo, mañana sería otro día y deberían darles la noticia de la muerte de la yaya. El marido por su parte se llevó el susto de su vida cuando, al revisar el techo del todoterreno, descubrió que la alfombra que envolvía a la abuela ya no estaba. Aturdido y asustado miraba dentro y fuera del vehículo, como intentando comprender qué había pasado, sin saber que pocos kilómetros antes el cuerpo de su madre había caído en mitad de la autopista…

Quería volver sobre sus pasos para buscar a su madre; pero, ¿cómo podría explicar qué hacía su madre muerta y envuelta en una alfombra como si fuera el cadáver de un perro? Subió a casa para avisar a su mujer y explicarle que debía regresar en la búsqueda de su cuerpo. Cuando estaba hablando con ella, una llamada de teléfono le conmocionó. La estaban realizando desde el teléfono móvil de la abuela.

“Buenos días, señor, le habla la Policía, debo comunicarle que ha sido encontrado el cadáver de una anciana en mitad de la autopista y su número de teléfono aparece como contacto en el móvil que hemos encontrado en uno de los bolsillos de la fallecida. Le rogamos que se persone en el kilómetro 10,5 de la carretera de Burgos para reconocer el cuerpo lo antes posible”

El hombre se quedó paralizado, no sabía cómo podría explicar lo sucedido sin acabar en la cárcel. Pálido por el miedo y con ojeras de no haber dormido en toda la noche, condujo hasta el lugar señalado por el policía.

Al llegar allí el espectáculo era dantesco. Varios coches patrulla habían desviado el tráfico a un único carril, en el arcén había un camión de gran tonelaje y en uno de los vehículos de la Policía se podía ver a un hombre esposado con las manos a la espalda.

El hombre se acercó a uno de los agentes y le hizo saber que había recibido una llamada, le temblaban las piernas y tenía las manos empapadas de sudor.

“Dis dis disculpe – dijo tartamudeando – me han llamado ustedes desde el teléfono de mi madre”

“Señor – dijo el agente- lo que le voy a pedir no es agradable, el hombre que está detenido ha atropellado a un anciana con su camión, el cuerpo está totalmente destrozado y es prácticamente irreconocible, pero entre sus pertenencias hemos encontrado un teléfono móvil y una pulsera. Tal vez pueda usted ayudarnos a verificar si es su madre reconociendo estos objetos”

El asustado hijo reconoció al instante la pulsera de su madre.

“Si, la pulsera pertenece a mi madre”

“Caballero lamento mucho su pérdida ¿sabe usted qué podía hacer su madre caminando por una autopista de noche? el camionero nos dijo que apareció de la nada tumbada en el asfalto. Pero al hacerle la prueba de alcoholemia ha dado positivo, por lo que hemos procedido a su detención por conducir en estado de embriaguez y por homicidio involuntario”

El hombre, con los ojos cubiertos de lágrimas y viendo una forma de no tener que explicar lo sucedido y salvar su pellejo, simplemente respondió:

“No lo sé, agente, pero espero que se pudra en la cárcel por matar a mi madre”

Nanis

La planchada


La planchada



Cuentan que cierto día, una chica llamada Eulalia entró a formar parte del personal de enfermería en el hospital. Era una chica de buena presencia, con cabellos rubios, ojos claros y facciones finas, con una actitud amable y educada aunque revestida por un ligero aire de seriedad.

Desde sus primeros días en la institución médica, Eulalia demostró gran profesionalismo y diligencia,mostrándose siempre solicita con el personal médico y con los pobres enfermos, hacia los cuales profesaba una dedicación que a veces iba más allá del mero deber. Por otra parte, Eulalia siempre estaba muy limpia y arreglada, con el uniforme blanco perfectamente planchado e impoluto, exento de la más mínima mancha o ARRUGA.

Como era de esperarse, Eulalia se granjeó rápidamente el aprecio de los médicos, a la par que, gracias a su natural simpatía, logró verse libre de inspirar envidia en sus compañeras y compañeros de enfermería.

Por otra parte, la vida de Eulalia era realmente tranquila, sana y sencilla, ya que todo su tiempo se dividía entre las labores en el hospital y las atenciones hacia su pequeña pero estable y relativamente feliz familia, conformada por sus padres y sus dos hermanos menores, al menos en lo que respecta a su círculo más cercano. Por ello, los días habituales de Eulalia consistían en trabajar en el hospital, llegar a casa con una sonrisa, comer con todos, dormir un rato, despertar y pasar sus horas siguientes en tareas domésticas que compartía con su madre, en jugar con sus hermanos o en la lectura.

Sin embargo, un día todo cambió…

En efecto, cierta mañana el director del hospital convocó al personal para presentar al nuevo médico que acababa de llegar: el Dr. Joaquín, un tipo inteligente, guapo y alto, venido “de buena familia”, pero con un cierto aire de arrogancia. Todas las demás enfermeras y casi todos los enfermeros fueron, pero Eulalia se quedó atendiendo a un paciente.

Pasados unos cuantos días, Eulalia todavía no había cruzado palabra alguna con el Dr. Joaquín, y apenas lo había visto de lejos, aunque a sus oídos ya habían llegado los rumores que lo retrataban como un tipo orgulloso, como uno de esos hombres que miran a casi todos “por encima del hombro”. Eso hacía que ella no tuviera muchos deseos de conocerlo, pero un día la convocaron para que lo ayudase con la extracción de una bala en la pierna de un paciente…

Pese a los rumores, cuentan que Eulalia quedó prendada del Dr. Joaquín cuando lo vio de cerca, al punto de que sus manos temblaban ligeramente cuando le pasaba los instrumentos, llegando incluso a equivocarse en lo que respecta a entregar el instrumento correcto…

Después de ese primer encuentro, Eulalia empezó a enamorarse apasionadamente del Dr. Joaquín, a pesar de que le decían que no le convenía, que el tipo era un egocéntrico y que coqueteaba con una y otra enfermera. No obstante ella siguió en su afán, diciéndose que sus compañeras estaban exagerando o simplemente justificando a Joaquín cuando no podía dudar de tales o cuales críticas que sobre él se cernían. De ese modo, pasados algunos meses ella consiguió su propósito y el Dr. Joaquín cedió a sus encantos, aceptando ser su novio.

Durante un largo tiempo Eulalia se sentía la criatura más dichosa del mundo, y su pasión crecía como un incendio a pesar de que Joaquín no parecía amarla con la misma intensidad e incluso, según las malas lenguas, coqueteaba con otras chicas a espaldas de ella.

Tras poco más de un año de noviazgo, Eulalia se sorprendió cuando cierto día Joaquín le propuso matrimonio, a lo cual ella accedió con el cándido entusiasmo de una quinceañera enamorada. Sin embargo era necesario esperar para la boda, ya que antes Joaquín debía irse a un seminario de 15 días en otra ciudad.

Antes de irse él le pidió que le planchara y preparara un fino traje, ya que debía estar impecable y elegante en el seminario. Entonces ella aceptó y, justo un día antes del viaje, él fue a recoger el traje y a visitarla, hablando tendidamente con ella y despidiéndose entre abrazos, besos y promesas de amor eterno…

Tan solo una semana tras la partida de Joaquín, Eulalia ya lo extrañaba como si hubiese estado ausente varios meses, por lo que a veces adoptaba una actitud de melancólica nostalgia.

Paralelamente, justo después de una semana cumplida desde el último día en que vio a Joaquín, un enfermero la abordó cuando estaba sola, le declaró su amor y le pidió que por favor lo acompañara a una fiesta como su pareja de baile, pero ella se negó y le dijo que si acaso no recordaba que el Dr. Joaquín y ella tenían una relación… Asombrado y algo herido, el enfermero la miró y le dijo que no entendía cómo es que nadie le había contado que Joaquín renunció en el hospital y se fue a un viaje de luna de miel con su nueva esposa…

Las palabras del enfermero habían dejado completamente helada a Eulalia, con esa mezcla de dolor y consternación que alguien siente cuando inesperadamente le informan que su madre o alguien muy querido ha muerto, aunque con la enorme y gran diferencia de que en la mirada de Eulalia latía la decepción. Por eso ella no acertó a decir nada, y solo agachó la cabeza y se fue, caminando con la leve esperanza de que aquello fuese un invento del enfermero para salir con ella. Pero a la mañana siguiente fue y averiguó en los registros, y efectivamente Joaquín había renunciado, por lo cual era lógico asumir que lo de la luna de miel era también cierto, tal y como decían muchas más personas además del enfermero…

Desde su decepción amorosa, Eulalia jamás volvió a ser la misma. Nunca había tenido un novio antes, y solo le había gustado uno que otro chico durante su adolescencia, siendo con Joaquín con quien supo lo que realmente era el amor. Sentía que su corazón era un jarrón despedazado sobre el árido suelo de la vida, y al parecer ni ella misma quiso recoger los pedazos y recomponerlo, ya que permitió que la amargura fuera apoderándose progresivamente de ella, hasta convertirla en un ser frío, silencioso y sombrío, en una mujer que no volvió a vincularse a ningún hombre porque se abandonó a la idea de que todos “eran iguales”, y en una enfermera que realizaba su trabajo con el alma empolvada por el tedio y el desgano, descuidando a los enfermos hasta el punto de que algunos murieron por sus negligencias al olvidarse darles la medicación, a pesar de ello no fue despedida porque, sus compañeros y superiores la apreciaban y pensaban que tarde o temprano volvería a ser la chica trabajadora y dedicada a los pacientes que siempre había sido.

Pasaron así los años y un día la enfermedad cayó sobre ella, transformándola en una paciente más del hospital donde por décadas fue indiferente hacia el malestar de los enfermos que tan mal atendía. Ella era la abandonada ahora. Sin embargo, en lo profundo de su soledad, la reflexión le ablandó el corazón y, antes de morir, se arrepintió de haber sido tan mal enfermera, falleciendo sin poder perdonarse a sí misma, y con el anhelo de enmendar de alguna forma sus errores pasados…

Tras la muerte de Eulalia, en el hospital comenzaron a surgir testimonios de gente que era atendida por una amable enfermera que no parecía pertenecer al personal del hospital. Una chica joven con la ropa impecable, perfectamente planchada, tal y como la llevaba Eulalia en vida. Normalmente los testimonios eran confusos porque solía atender a los enfermos cuando dormían, se encontraban sedados o estaban muy graves.

En cierta ocasión, una de las enfermeras que trabajaban de noche se quedó dormida en su turno. Su negligencia le podría haber costado la vida a un paciente que necesitaba una importante medicación para tratar una fuerte infección que hacía peligrar su vida. El hombre, semiinconsciente, observó como una enfermera, a la cual no pudo reconocer porque tenía el rostro ligeramente borroso y como desdibujado, le suministró el antibiótico necesario y, mientras lo arropaba, le dedicó una caricia en el pelo. Un par de horas después, la enfermera que se había dormido en su turno se despertó sobresaltada y, acordándose de lo importante que era suministrarle la medicación al señor, salió corriendo hacia su habitación, temiéndose lo peor. Al llegar allí se encontró que, el goteo que mezclaba el antibiótico con el suero, estaba perfectamente colocado y la dosis era la correcta. Aún asustada, le preguntó al paciente quién le había puesto la medicación. La respuesta la dejó helada: “Su compañera rubia, la que tiene la bata sin una sola ARRUGA”.

Ésta fue una de las cientos de veces que “La Planchada” atendió a alguien que necesitaba la ayuda médica o que había sido descuidado por las otras enfermeras. Pocos son los que la recuerdan, ya que siempre atiende a personas graves o cuando están medio dormidas; ninguno puede recordar su rostro con claridad, ya que, casi siempre que se ha dejado ver, lo ha hecho con su cara ladeada o de espaldas. Pero todos los testimonios concuerdan en lo mismo, en lo impoluto de su aspecto y en la perfecta forma en la que están planchadas sus ropas, así como en lo cordial y profesional de su trato. Algunos, de entre el personal del hospital, también dicen haberla visto durante escasas fracciones de segundo entrar o salir de la habitación de un paciente e incluso haber sido despertados por el espíritu de Eulalia cuando dormían en sus turnos, tocándoles el hombro, y comprobando al despertar que estaban solos y que los pasillos del hospital estaban desiertos. Aunque nunca la vieron como una amenaza, ya que ayudaba a los enfermos cuando estos eran descuidados, cosa que se sabía gracias a los múltiples testimonios de pacientes que afirmaban haber recibido tal o cual medicación en ausencia de personal médico.

Nanis

El túnel de los gritos

El túnel de los gritos 


Cerca de las Cataratas del Niagara hay un pequeño túnel que tiempo atrás servía como paso peatonal entre las granjas que había en la zona. Es un estrecho y oscuro paso bajo la vía del tren que une Toronto y Nueva York, en el que habitualmente la niebla impide ver más allá de tu propia mano. En este túnel ocurrió un escalofriante crimen que dejó maldito el lugar y son cientos las personas que aseguran haber sentido una presencia cuando lo han atravesado. Esta es su leyenda…

Hace más de un siglo había algunas casas cerca de los alrededores del túnel. En una de ellas había una familia rota por el alcoholismo del padre, un hombre violento que descargaba toda la furia que sentía por su miserable vida golpeando a su mujer y su única hija cada vez que se emborrachaba. La mujer trataba de soportar las palizas y evitar que golpeara a su hija, poniéndose como escudo y diciéndose a si misma que su marido volvería a ser quien fue cuando se conocieron. Pero la situación no mejoraba y, temiendo por la vida de su pequeña, se armó de valor y decidió pedirle el divorcio.

El hombre al escuchar a su mujer que abandonaba la casa con la niña, se enfureció tanto que la amenazó con prenderle fuego a toda la casa con ellas dentro si trataban de salir de allí.La mujer al ver como el hombre agitaba una lámpara de aceite y la acercaba peligrosamente a las cortinas, decidió plantarle cara por primera vez en su vida y le comenzó a empujar mientras le gritaba fuertemente.

La reacción del hombre no se hizo esperar, lanzó la lámpara contra uno de los muebles, que de inmediato comenzó a consumirse, llegando las llamas hasta el techo de madera en cuestión de segundos. Se giró hacia su esposa y la derribó de un puñetazo, pero no contento con ello la continuó golpeando y pateando aunque ella estaba inconsciente en el suelo. La niña, al ver la escena, escapó presa del pánico, corriendo tan rápido como podía con la intención de llegar hasta la casa de sus vecinos que se encontraban al otro lado del túnel. Mientras corría, sólo se giró un segundo para ver como toda la casa comenzaba a arder mientras su madre aún estaba dentro y su padre salía con paso lento pero seguro con una lámpara de aceite apagada en la mano.

Pero su huida no tuvo éxito; ya que, cuando se encontraba a mitad del oscuro túnel, la niebla le impidió ver una piedra, con la que tropezó y cayó de bruces en el encharcado y frío suelo. Sentía un gran dolor en su tobillo y, por más que trataba de levantarse, el dolor la vencía y caía nuevamente. Ese lapso de tiempo fue aprovechado por su padre para alcanzarla.

La niña quedó paralizada por el miedo cuando observó como su enloquecido padre se acercó a ella y vertió lentamente todo el aceite sobre su diminuto cuerpecito. Entonces sólo un sonido más se escuchó en el túnel: el de una cerilla encendiéndose justo antes de que el padre la arrojara sobre la niña y la prendiera en llamas.

Los gritos de dolor de la niña fueron tan desgarradores que quedaron impresos por la eternidad entre las paredes de este túnel, que desde entonces se llama localmente “El Túnel de los Gritos” (Screaming Tunnel en inglés). El destino del padre nunca quedó claro, unos afirman que regresó a la casa ardiendo y entró nuevamente para arder en las mismas llamas que él había provocado, otros que desapareció y nunca fue detenido.

Lo que sí que es cierto, es que son pocos los valientes que se atreven a acercarse al Túnel de los Gritos de noche, pues cualquiera que entra puede sentir que hay algo negativo en su interior y una presencia les vigila. Se dice además que, si enciendes una cerilla en la mitad del túnel (el lugar donde ardió la niña), se puede escuchar un grito desgarrador y sentirás como una brisa apagará inmediatamente la llama, como si alguien hubiese soplado para que regrese la oscuridad a sus paredes…

Nanis

domingo, 9 de noviembre de 2014

La madre descuidada


La madre descuidada



Natalia era una madre feliz, trataba a sus tres pequeños con gran ternura y comprensión aunque más de una vez la pudieran sacar de sus casillas. Los dos primeros de sus retoños vinieron casi seguidos 6 y 7 años y la tercera, una preciosa niñita de siete meses, que aunque inesperada, fue recibida con el mayor cariño y amor que una familia le puede entregar.

El único “pero” que le podía poner Natalia a su abundante familia era que su marido casi no pisaba su casa. Su aburrido trabajo como contable les daba una cómoda posición social pero le mantenía ocupado todo el día, e incluso cuando estaba en casa siempre estaba rodeado de papeles del trabajo. Por lo que Natalia tenía que ocuparse de sus hijos sin ninguna ayuda y en algunos momentos eso podía ser extenuante.

La noche anterior al fatídico día la más pequeñita de la casa había decidido celebrar un concierto nocturno y Natalia casi no pudo pegar ojo. Agotada y casi arrastrándose llegó a la cama a las cuatro de la mañana tras dejar a la niña en la cuna.

Cuando se empezó a quedar dormida escuchó el grito de su segundo hijo en la habitación contigua, de un salto se levantó y fue corriendo a la habitación que compartían sus dos hijos mayores y se encontró a Mario (el mediano en edad) visiblemente asustado y llorando sobre su cama. Parece que había tenido una pesadilla y del susto se había hecho pis encima, algo que por desgracia se había vuelto muy habitual desde que nació sus hermanita. El niño se había convertido en un príncipe destronado y su comportamiento dejaba mucho que desear y era capaz de cualquier cosa con tal de llamar la atención. Natalia agotada y sin pensarlo mucho, comenzó a regañar a Mario delante de su hermano Julián.

- ¡Como te vuelvas a hacer pis en la cama te voy a cortar el pipi!, ¡Ni siquiera tu hermanita me da tanto trabajo como tú!

El niño lloraba desconsoladamente mientras su madre cambiaba las sábanas y le daba la vuelta al colchón. Casi sin darse cuenta eran ya las cinco de la mañana y Natalia aún no había podido pegar ojo. El biberón de las seis de la mañana y preparar el desayuno a su marido e hijos hizo el resto. No pudo dormir en toda la noche.

Lo peor de todo es que los niños pasarían todo el día en casa, ya que estaban de puente. Una festividad que parece que no respetaban en la empresa de su marido, él cual fue a trabajar como cualquier otro día dejándola al cuidado de los pequeños durante todo el dia.

A media tarde y aprovechando que Mario, agotado por la noche anterior, se había quedado dormido en su habitación. Comenzó a bañar a la pequeña Clara. Era el momento ideal pues Mario estaba insufrible y si no le vigilaba a cada paso era capaz de incendiar la casa con tal de llamar la atención. Esa pequeña siesta le daría un respiro y la permitiría bañar al bebé un poco antes del horario habitual. Con un poco de suerte hoy podría mandarlos a dormir un poco antes y descansar.

Cuando ya sólo le quedaba lavar la cabecita a la pequeña Clara un grito desgarrador se escuchó en el pasillo. Era sin duda Mario que seguro que había vuelto a hacer otra de las suyas. Gritando y sin soltar a Clara preguntó:

- ¡¿Qué pasa?! ¡¿Mario estás bien?! ¡Julián! ¡¿Qué le pasa a tu hermano?!

Estaba a punto de envolver en una toalla a la bebé, que aún continuaba enjabonada en la bañera cuando Julián entró por la puerta y lo que vio la dejó sin habla.

- Mamá, Mario se ha vuelto a hacer pis en la cama así que le he cortado el pipi como dijiste.

El mayor de sus hijos tenía el pene ensangrentado de su hermano en una mano y unas tijeras manchadas de sangre en la otra.

Natalia pálida por lo que acababa de suceder se levantó de un salto olvidándose que estaba bañando a la pequeña y salió corriendo hacia Julián que, al ver la furia de su madre en los ojos, escapó a toda velocidad buscando un sitio para esconderse.

Aturdida, conmocionada y agotada por la noche en vela Natalia no sabía como actuar cuando llegó a la habitación de los niños y vio a Mario sobre la cama desangrándose. Tras abrazar fuertemente a Mario le cargó en brazos y bajó las escaleras camino al coche, su única opción era llevarle al hospital inmediatamente. Cada grito de dolor del niño bajaba en intensidad, la pérdida de sangre le estaba debilitando y sabía que tenía pocos minutos antes de que muriera desangrado.

Arrancó el coche y pegó un acelerón saliendo el vehículo impulsado como si diera un salto al pisar un fuerte bache y sonó una fuerte explosión. El salto pareció sacar a Natalia de su estado de shock y de repente recordó que la pequeña Clara seguía aún dentro de la bañera. En ese momento se dió cuenta de la mortal imprudencia que acababa de cometer y bajó del coche sin mirar atrás para buscar a su hija.

Por desgracia cuando llegó era demasiado tarde, la bebita de apenas siete meses no tenía la fuerza suficiente para aguantar tanto tiempo sentada sin perder el equilibrio y yacía inerte boca abajo en el agua. Los intentos de reanimar a la niña fueron inútiles y Natalia, gritando desesperada, bajó nuevamente las escaleras de su casa con su bebé en brazos camino del vehículo que la llevaría al hospital.

Pero aún le quedaba una última y macabra sorpresa, al acercarse al vehículo todo terreno que conducía, se dió cuenta de que había un brutal charco de sangre en el suelo, al principio pensó que sería la sangre de Mario, pero al acercarse pudo constatar que bajo el coche estaba el cuerpo inerte de Julián, que al parecer se había escondido bajo el todoterreno para evitar que su madre le pegase. Con tan mala fortuna que al arrancar ésta a toda velocidad una de las ruedas le aplastó el cráneo, reventándolo y desparramando sus sesos por todo el suelo y causando la terrible explosión que Natalia había escuchado un par de minutos antes.

Natalia cayó al sueño de rodillas, su cara no reflejaba ninguna expresión. Solamente se mantuvo en esa posición durante unos minutos hasta que sin mediar palabra se levantó, abrió la puerta de su coche y cargó nuevamente el cuerpo ya inerte de Mario junto al de su hermanita. Entró nuevamente en su casa.

Un minuto después bajó de nuevo, cargó el cadáver de Julián y volvió a entrar en la casa cerrando la puerta tras de si.

Por la noche, cuando el marido de Natalia llegó a su casa que estaba a quince minutos de la ciudad, se encontró el todoterreno con la puerta abierta y a medio camino del garaje, lo que le impedía aparcar su vehículo. Se acercó al coche de su mujer y se manchó el zapato con lo que parecía una viscosa mancha de aceite, cerró su puerta y se dirigió a casa en la que todas las luces estaban apagadas.

Al entrar gritó:

- ¡Natalia! ¿Dónde estáis? ¿Por qué tienes el coche en mitad del garaje?

Al dar la luz se dio cuenta de que había un reguero de sangre seca en el suelo que subía las escaleras y dirigía a la planta superior. Asustado corrió tanto como pudo para quedar totalmente impactado cuando al entrar en el baño.

Sus tres hijos flotaban sobre el cadáver de su madre que los había reunido en la bañera justo antes de cortarse las venas.

Causar la muerte de sus tres hijos fue mucho más de lo que pudo soportar

Nanis

BUENAS NOCHES Y BUENA SUERTE




BUENAS NOCHES Y BUENA SUERTE

Escrito por Sergio López



¿No has notado cómo todo cambia en la oscuridad? Es decir, las formas se distorsionan, aparecen figuras imposibles de ver con la luz. ¿Has notado cómo tu respiración se siente diferente en la oscuridad? ¿Cómo el ambiente se torna más pesado? Eso es, amigo mío, porque usted se encuentra en su dimensión.
Por qué la mayoría de los monstruos en la cultura popular se ocultan en los armarios y bajo las camas ? La razón la sabemos usted y yo . Allí no hay luz . En este punto debe estar cansado amigo , debe estar pensando que le voy a relatar como invocar un espíritu y pedirle algún poder a cambio de su reflejo , su alma o su carne . O que le voy a relatar como demonios lo observan mientras usted está distraído . No , yo no creo en esas cosas . Lo mío no es tan fantasioso . Yo solo cuento una forma más efectiva de obtener ganancias sin ofrecerle nada a nadie . Solo le pido que en caso de haber intentado algo de lo anterior sin obtener respuesta no vaya a dejar de leer a continuación . Suponiendo que usted vino hasta aquí por algo , le voy a cumplir su expectativa.

Para empezar espere a que toda su familia este dormida y levántese , no importa la hora , solo debe procurar que el sol no esté por salir , ni haya ninguna luz cerca . Ninguna . Si puede hacerlo en una noche lluviosa mucho mejor . Nisiquiera la luz de un reloj digital debe haber . Diríjase al punto más oscuro de su casa y espere . Concéntrese en la oscuridad , y si sigue viendo con mucha claridad cierre los ojos . Ahora concéntrese en el silencio o en la lluvia , nada más . Se sentirá observado , tendrá ganas de correr a su cama y escapar , pero no lo haga . Ellos son muy sensibles y si alguien se toma la molestia de entrar a su dimensión para luego huir se ofenderán tanto que Nunca más podrá intentarlo , y solo logrará desvelarse en vano . Sin contar querido amigo que no le convendrá quedarse solo en algún lugar oscuro . En la oscuridad total hable con su voz interior y pida cualquier cosa que pueda ser sentida , olida , escuchada más no vista . Puede pedir inteligencia , fuerza , lujuria y todo se le concederá ,a excepción de algo físico y tampoco la muerte de alguien . Eso no es correcto en su dimensión . Ellos no tienen cuerpo . Prosigamos , luego de pedir espere , cabe acotar que en su dimensión no hay tiempo si siente que ha pasado mucho en realidad han transcurrido unos pocos segundos , así que no se preocupe por esperar demasiado . Dentro de la oscuridad sentirá frías corrientes de aire tocándolo , sentirá su helada respiración cerca de usted , eso es bueno amigo , significa que han decidido acercarse a escucharlo . Si pidió algo interior , acuéstese a dormir , al día siguiente lo tendrá . Si pidió escuchar a alguien muerto , en la oscuridad sintonice alguna estación con estática en cualquier radio y esa persona repetirá la última conversación que tuvo con usted antes de entrar para siempre en la oscuridad . Si pidió lujuria , vaya a su cuarto y espere desnudo sentado , pronto sentirá el placer más grande que haya sentido , siempre y cuando esté la luz apagada . Ahora bien , puede repetir el proceso cuantas veces quiera y siempre obtendrá lo que pida . Pero recuerde : quien entra en agua , sale mojado , quien entra en fuego , sale quemado . Quien entra en su dimensión , no sale.

Déjeme explicarle : ellos no toman nada de usted , pero luego de que le sea concedido lo que pida , habrá ocasiones en las cuales dormirá y no soñara . Lo único que recordará al día siguiente es oscuridad en su mente , por más que trate se recordar no servirá . Luego olvidara la cosas paulatinamente , las pensará y cuando llegue al sitio donde debía hacerlas solo habrá oscuridad en su memoria nada mas . Pensará que es normal y vivirá con eso y llegará un punto donde la oscuridad no le producirá el menor miedo . Eso es lo peor . Lo siguiente será ver oscuridad en los ojos de las demás personas . No verá sus ojos sean el color que sean . Solo vera un par de cuencas oscuras . Pasará el tiempo y su respiración se sentirá angustiada , además del ambiente pesado y frío que sólo usted percibirá , aún si se encuentra directamente bajo el sol . Pronto no soportará está sensación y pensará varias formas de escapar de ella . Déjeme seguir explicándole . Si muere , se suicida o cae en coma en cualquier momento , solo habrá oscuridad a su alrededor . Nada más . No habrá cielo . No habrá infierno . Solo oscuridad.

En este punto amigo , debe estar evaluando si lo intenta o no , que más da si no pierde nada ? O mejor no , y acompañar a sus familiares en el cielo ?

Déjeme decirle amigo que la respuesta se la dio usted mismo hace mucho . Recuerda cuantas veces de niño pidió en la oscuridad de su cuarto que no se lo llevará el coco ? O cuantas veces se acostó pidiendo aprobar el examen final ? Lo recuerda ? No , solo recuerda oscuridad , verdad ?

Yo también me di cuenta tarde de que siempre le pedí salud a dios en su dimensión . Siempre hable conmigo mismo pidiéndome cambiar mi actitud o ser mejor persona o simplemente que esa chica se enamorara de mi . Y nunca recordé encender la luz .
Ya el mal está hecho amigo , solo queda esperar , para ellos no hay tiempo y yo tengo 30 largos años esperando mi momento de perderme en la oscuridad . Disfruten su vida , pregúnteles que pasa en la oscuridad , ellos le dirán . Solo prepárese , porque tarde o temprano lo sabrá en persona…

La canción maldita





La canción maldita




Seguramente hayas oído la leyenda de la canción "Gloomy Sunday". Según cuentan las ondas radiofónicas de esta canción tenían el poder de quitar la vida del oyente.

Reszo Seress compuso en 1933 la melodía de "Glommy Sunday". La compuso un domingo sombrío, después de romperse la relación que mantenía con su novia de toda la vida. Su amigo y compatriota húngaro, Laszlo Javor, añadirá la letra a la canción.

La difusión radiofónica comenzó a mitad de los años 30, con un efecto del más funesto. La canción estaba en el centro de una ola devastadora de suicidios: Se encontraron pianistas con la partitura en la mano, anónimos con el disco sonando en su tocadiscos en el momento de quitarse la vida, otros citando alguna parte del texto de la canción en su última carta,... Incluso la joven con la que rompió el compositor, la que inspiró la canción, corrió la misma suerte: El texto fue traducido al inglés con las mismas fatales consecuencias. La canción fue retirada de las ondas.

Difícil distinguir la verdad de la leyenda en esta historia, lo que sí nos queda es una melodía intensa con interpretaciones tan diversas como inspiradas.

A continuación os dejamos un enlace en el que podrás escuchar la fatídica canción. Piénsalo bien antes de pinchar en él. Puede que las consecuencias sean fatales.

No lo hagas


No lo hagas



No busco ni confiarles ni imponerles mis ideas. Lo único que busco es mostrarles mi experiencia por si esta puede servir a otros. 

Mi mejor amigo murió hace unos pocos años. Se suicidó. Se ahorcó, para ser más exacto. Nunca me he llegado a recuperar del todo de esa muerte. Fui a la última persona que le habló. Me dijo que nos veríamos al día siguiente. Pero el día siguiente nunca llegó. No le vi a él sino a su hermano pequeño llorando suplicándome ayuda y consuelo.

Mi mejor amigo se fue y me dejó aquí sola. Tan sola en este mundo.... Sé las razones por las que lo hizo, pero no las diré en este relato porque no son necesarias para entenderlo. Sé las razones por las que decidió dejarlo todo. Le dije que no lo hiciera, que juntos podríamos superar cualquier cosa. Y ahora estoy sola y me veo sin fuerzas para seguir.

Llevo años sumida en una depresión profunda. Nada me anima, nada me motiva, nada ni nadie me consuela,... me siento vacía sin él. Hace unos días después de preparar el escenario durante semanas, decidí seguir el mismo camino que él y suicidarme. Llego el momento y estaba decidida a hacerlo pero mi mejor amigo se me apareció. Estaba guapísimo y sonriente. Me dijo que esa no era la solución. Él se había dado cuenta. Debió hacerme caso. Se arrepentía de lo que hizo y no quería que yo cometiera el mismo error. Me quería... quería estar conmigo... pero aún era demasiado pronto.

Desde ese día, para mí la cuestión del suicidio no existe más. Es curioso lo que voy a decir, pero un muerto me ha salvado de la muerte.

LA CASA MALDITA


LA CASA MALDITA



Escrito por Tamara



Esta es la historia de tres hermanos ingleses, muertos hace ya 5 años. Ellos eran Tom, Jake y Hanna. Tenían 17, 15 y 13 años respectivamente.... Estaban pasando el verano en un pueblo al lado de la costa, con sus abuelos, ya que sus padres no podían salir de la ciudad por el trabajo. Los días pasaban apaciblemente para los chicos, iban a la playa, daban paseos en bici, ayudaban a sus abuelos con la casa, etc...
Un día, a finales de julio, Jake comento que hiendo por ahí en bici, había visto una casa en los acantilados y por su aspecto parecía que hacia bastante que nadie la ocupaba. Eso a Hanna le pareció muy interesante, porque a pesar de que podía parecer una niña dulce y mimosa, en realidad era un poco extraña y solitaria (solo se relacionaba con sus hermanos y familia)... le encantaba todo tema que conducía a lo misterioso, sobre todo lo relacionado con fantasmas y leyendas y todo ese tipo de cosas. Así que decidió hacer una visita a esa peculiar casa. Al saber eso Tom, le ordeno que nunca se le ocurriera acercarse y si lo hacia seria con su supervisión, ya que era normal que al querer hacer alguna de las suyas pues se haya metido en líos bastante gordos. Eso a Hanna no le molesto mucho, porque pocas veces eran las que le hacia algún caso así que esa misma noche junto con Jake (que finalmente convenció para que le enseñara donde esta la casa) cogieron sus bicis y tomaron rumbo al lugar. Pero claro esta Tom se pispo de ello y les siguió para que nada malo les pasara.
Era casi la una de la madrugada cuando Jake y Hanna se detuvieron justo delante de la puerta y antes de que pudieran abrirla llego Tom y les metió un susto de muerte.
TOM eso es para que aprendáis que a mi no me engañáis enanos. JAKE bueno, bueno no te pongas así, pero ahora que hemos llegado hasta aquí, entraremos ¿no?
Se pusieron de acuerdo y entraron a la casa. Nada más abrir la puerta salio un olor a humedad increíblemente fuerte, tuvieron que pasar unos minutos a que se acostumbraran al olor o por lo menos que al tener algo abierto se fuera yéndose poco a poco. Pero había otro inconveniente aparte del olor, no se veía casi nada, pero por suerte Tom había sido previsor y había cogido unas linternas. Al entrar lo primero que vieron es que había un pequeño recibidor en el cual había unas escaleras k subían al piso superior y unas puertas por las que cuales se iban a la cocina, el cuarto d estar, un pequeño cuarto de baño y había como un armario empotrado, en el cual se encontraron algún que otro paraguas viejo y roto y un par de botas de agua amarillas, como de pescador. Cuando subieron al piso de arriba vieron que había un pasillo con puertas hacías los dos lados, así que decidieron separarse e ir mirando las habitaciones una por una. Todo fue bien hasta que Hanna entro en una habitación un tanto peculiar. Estaba llena de muñecas colocadas en la pared. Había una cama, una mesilla y un escritorio con una silla. Todo parecía normal pero de repente al mirar por el rabillo del ojo le pareció ver a alguien sentado en el borde de la cama. Volvió la cabeza y se encontró a una niña, vestía con ropa antigua y al ver en el estado en que se encontraba salio corriendo y gritando. La niña de la cama no tenía ojos y tenia la cara llena de sangre. Además las muñecas de la pared empezaron a moverse y oyó perfectamente como decían "Nunca jamás saldrás ¡nunca jamás!¨.
Entonces empezó a gritar con todas sus fuerzas y a lo que iba a salir del dormitorio la puerta se cerro de un portazo. Intento abrirla, grito pidiendo auxilio... fue entonces cuando Tom y Jake la oyeron y salieron corriendo hasta la puerta de donde estaba encerrada. Intentaron echar la puerta abajo, pero no pudieron. Hanna no dejaba de gritar, hasta que llego un momento en que ya no se la oía más. Fue entonces cuando sus hermanos se temieron lo peor. Después de diez minutos de intentar abrir la puerta lo consiguieron y al entrar vieron lo peor. Hanna estaba tumbada encima de la cama boca arriba, con parte de la cara cubierta de sangre, al acercarse su miedo aumento al ver que le habían arrancado los ojos, pero... ¿y donde estaban?. Pero en ese momento lo único que les interesaba era poder salir de allí y contarle a alguien lo que había sucedido y que fueran a buscar el cuerpo sin vida de su hermana pequeña. Cuando ya habían salido y estaban delante de la puerta principal y fueron a abrirla no pudieron. Alguien la había cerrado y no podían salir, así que intentaron romper alguna de las ventanas, pero tampoco podían, era como si la casa no quisiese dejarlos salir.
Intentaron no ponerse más nerviosos de lo que estaban y pensar una solución, en ese momento Jake recordó que en la entrada había un armario empotrado y había visto algo sin que Hanna ni Tom se percataran. En el interior del armario había visto una rendija, parecía como si fuera un armario con doble fondo. Así que sin pensarlo dos veces se dirigió al armario lo abrió e intento abrir la pared falsa. Mientras tanto Tom, había ido a la cocina porque se había dado cuenta de que allí también había una puerta que daba a un jardín e intentaba abrirla, pro también estaba atascada.
Jake mientras tanto consiguió abrir el doble fondo del armario, pero lo que se encontró le aterrorizo. Había el cadáver de un hombre vestido de traje, pero lo realmente asqueroso es que aun tenía jirones de piel y carne pegados a los huesos. Le empezaron a dar arcadas y tubo que cerrar la puerta para no terminar vomitando de verdad.... y cuando iba a ir a la cocina donde estaba su hermano, la puerta del armario se abrió de repente y el cadáver del hombre salio. Jake se quedo sin palabras, no podía moverse y por mucho que intentara llamar a su hermano no pudo. No le salían los sonidos de la garganta. Y antes de que se diera cuenta esa "cosa" le había partido el cuello.
Mientras todo esto ocurría, Tom buscaba como un desesperado algo que le indicara como podía salir de esa casa. Aunque no tenía mucho sentido empezar buscando por la cocina, por algún lado tenía que hacerlo y no descartaba ningún lugar. Cuando vio que allí perdía el tiempo decidió salir a la entrada para seguir buscando por el cuarto de estar. Pero cuando al salir vio a su hermano Jake muerto también, con el cuello roto cambio de opinión y empezó a gritar y a llorar como un poseso... paso así unos cinco o diez minutos, hasta que se desahogo completamente. Pero aun así se sintió completamente inútil. El, siendo el hermano mayor no había podido proteger a sus hermanos y ahora el único superviviente era el. Pero entonces algo milagroso ocurrió. La puerta principal se abrió. Eso significaba que podía irse, pero tendría que contarle a alguien lo sucedido y todo el mundo le echaría la culpa a él de sus hermanos, porque además tenía manchas de sangre de cuando había visto a su hermana, ya que se acerco demasiado a ella. Así que decidió no salir. Y antes de que amaneciera y sus abuelos se dieran cuenta de que no estaban ninguno de los tres en la casa, Tom había cogido un jarrón de cristal que había por allí, lo rompió y con unos de los trozos se suicido por el remordimiento de no poder haber ayudado a sus hermanos.
Después de pasar unos 3 días buscándolos por todas partes, la gente del pueblo fue hacia la casa del acantilado, a pesar de que no les gustaba aquel lugar por la historia que guardaba. Allí, en esa misma casa, una niña había sido asesinada brutalmente y nada se supo jamás de su asesino.
Cuando hubieron llegado ya a la casa y vieron las bicis de los niños se temieron lo peor. Y así fue. Al primero que encontraron fue a Jake, con el cuello roto, después a Tom que se había cortado las venas y para rematar también se había echo un corte en la garganta. Y ya en el piso de arriba encontraron a la pequeña, sin sus ojos.
Desde que muriera aquella niña, el pueblo no había recibido un golpe tan fuerte. Fue entonces cuando decidieron destruir la casa para que nada más ocurriera, sin intentar saber lo que había pasado esa noche.

APARCAMIENTO DE CAMIONES


APARCAMIENTO DE CAMIONES



Escrito por Licantropo


Me llamo José, tengo 28 años y trabajo como vigilante nocturno en un aparcamiento de camiones que hay a las afueras de mi pueblo. Bien, voy a contar lo que me pasó hace dos semanas, mientras cumplía mi turno.
Llegué al aparcamiento a las doce como siempre, cerré la cancela con candado y me entré en la caseta donde me quedo. Allí, encendí la estufa, me senté y empecé a leer. Al principio, la noche estaba tranquila, pero al cabo de una hora o así, escuché el motor de un camión y al mirar por la ventana, vi, que efectivamente había un camión, esperando para entrar. Me puse la cazadora, salí y abrí la cancela para que el camión entrara. Después de aparcar, la puerta del camión se abrió y bajó un hombre al que yo no conocía:
Buenas noches saludé.
Buenas noches respondió el.
Luego guardó sus cosas en un coche y antes de montarse, me dio una botella de vino y me encargó que se la diese a Juan, el jefe del aparcamiento. Luego se despidió, se montó en el coche y se fue. Bueno, pues la noche, siguió normal, pero lo que da miedo viene ahora. A la mañana siguiente fui al aparcamiento a buscar a Juan para darle la botella. Lo encontré en la caseta, me acerqué a él y le dije:
Juan, esta botella la han traído para usted.
¿Quién la ha traído? preguntó él.
Yo le expliqué lo de la noche anterior y al acabar, Juan, me dijo:
José , eso no puede ser.
Que si, Juan, que un hombre estuvo aquí con un gran camión azul, y lo aparcó justo allí.
Entonces al darme la vuelta vi que el camión no estaba. Me quedé helado y aún me quedé más cuando Juan me explicó:
José , el camionero que dices, se llamaba Damián y hace dos meses, salió para Alemania. Yo le pedí que me trajera una botella de vino de allí que dicen que es muy bueno, pero cuando Damián volvía de su viaje, tuvo un accidente y murió.
Yo me quedé de piedra y me fui a casa. Todavía sigo trabajando como vigilante, pero sigo sin entender lo que pasó, aunque creo que aquella noche, el espíritu de Damián, vino para traer la botella a su amigo y así descansar en paz.